4. Mundo designa, por último, el concepto ontológico‐existencial de la mundaneidad. La mundaneidad misma es modificable según la variable totalidad estructural de los “mundos” particulares, pero encierra en sí el apriori de la mundaneidad en general. Nosotros tomaremos terminológicamente la expresión “mundo” en la significación fijada en el número 3. Y si alguna vez se la emplea en el sentido mencionado en primer lugar, se hará notar esta significación mediante las comillas.


La derivación “mundano” apunta entonces terminológicamente a un modo de ser del Dasein, y nunca al de un ente que está‐ahí “en” el mundo. A éste lo llamaremos ente del mundo [Weltzugehörig = perteneciente al mundo]1 o intramundano.

Una mirada a la ontología usual muestra que, junto con haber errado la constitución del Dasein que es el estar‐en‐el‐mundo, se ha pasado por alto el fenómeno de la mundaneidad. En reemplazo suyo, se intenta interpretar el mundo a partir del ser del ente que está‐ahí dentro del mundo y que, además, por lo pronto no está en absoluto descubierto, es decir, a partir de la naturaleza2. La naturaleza — comprendida en sentido ontológico‐categorial— es un caso límite del ser del posible ente intramundano. El Dasein sólo puede descubrir al ente como naturaleza, en este sentido, en un modo determinado de su estar‐en‐el‐mundo. Este conocimiento tiene el carácter de una determinada desmundanización del mundo. La “naturaleza”, como concepto categorial global de las estructuras de ser de un determinado ente que comparece dentro del mundo, jamás puede hacer comprensible la mundaneidad3. Asimismo, el fenómeno de la “naturaleza”, tomado por ej. en el sentido del concepto de naturaleza del romanticismo, sólo es ontológicamente comprensible desde el concepto de mundo, es decir, desde la analítica del Dasein.

Frente al problema de un análisis ontológico de la mundaneidad del mundo, la ontología tradicional —cuando llega siquiera a ver el problema— se mueve en un callejón sin salida. Por otra parte, una interpretación de la mundaneidad del Dasein y de las posibilidades y especies de su mundanización deberá mostrar por qué el Dasein en el modo de ser del conocimiento del mundo omitelxxix, óntica y (66) ontológicamente, el fenómeno de la mundaneidad. Pero, el factum de esta omisión implica, a la vez, la advertencia de que se requiere particulares precauciones si se desea lograr, para el acceso al fenómeno de la mundaneidad, el adecuado punto de partida fenoménico que haga imposible aquella omisión.

Las indicaciones metodológicas en este sentido ya fueron dadas. El estar‐en-el‐mundo y, consiguientemente, también el mundo, deben convertirse en tema de



1 El Da‐sein, justamente, está sujeto‐a‐mundo [ist welthörig].

2 ‘Naturaleza’, entendida aquí kantianamente, en el sentido de la física moderna.

3 ¡sino al revés!


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Martin Heidegger (GA 2) Ser y Tiempo (Jorge Eduardo Rivera C)